Page 3 - Edición 11 - Revista del Repuesto Automotor
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Editorial
NAVIDAD, TIEMPO DE
REFLEXIÓN Y CAMBIO
Se extraña el árbol natural y en maceta, pero lo más importante,
el pesebre que da el real sentido de la navidad, vemos vitrinas en
los mall con fi guras maravillosas, adornos para el árbol que hacen
soñar a cualquier pequeño con la primera mentira que exponemos
a nuestros hijos, que el Viejo Pascuero existe; la segunda es que la
cigüeña trae los bebés. Si de verdad se trata, San Nicolás si existió y
fue mentor de los niños, pero murió, no engañen a los niños, es una
mala señal, es como decirle todo es válido para que la fi esta siga, las
mentiras blancas no existen. Dejamos la verdad de lado dando malas
enseñanzas a los pequeños y después debemos cambiar la historia
entregándole señales confusas.
Qué soberbio y sin igual período para que cada uno de nosotros se pare un momento, y recapacite respecto a
cómo está desenvolviendo su vida para el desarrollo de propósitos esenciales y que todos conllevamos. Apren-
der a ser feliz por sí mismo, no como euforia sino sin sufrimiento; Aprender a tener paz interior la que
no trastorna nada exterior; Aprender a amar dictaminado como el entendimiento de los pasos evolutivos,
tanto de los propios como los de los demás, que se expresa en la práctica de; servir incondicionalmente,
con alegría y entusiasmo.
La Navidad inspira la esperanza, mas algunos la han tomado para sus propios proyectos, mientras el indiscutible
sentido de la Navidad ha tendido a disiparse de vista entre tantos intereses. Pero ¿cuál, es su verdadera esencia?
Ciertamente la respuesta girará en torno a la persona de Jesucristo, de su venida y de su obra. Lo que se realizó
en su venida, entonces, y su efecto en nosotros nos provee nuestro punto de partida.
Las virtudes infusas son teologales y morales. Las teologales tienen como objeto a Dios; las morales tienen como
objeto los actos humanos buenos.
Las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y la caridad
Las virtudes humanas o morales son muchas, pero pueden agruparse en las llamadas virtudes cardinales: pruden-
cia, justicia, fortaleza y templanza
Queremos contar buenos ciudadanos, gentiles, atentos, dóciles, pacientes, éticos, justos, prudentes, juramentos
hipocráticos que se cumplan, dirigentes honestos, representantes de la comunidad que sepan lo que es probidad
y equidad.
Pedimos mucho si mentimos a nuestros pequeños y no sentamos bases sólidas del verdadero sentido de la NA-
VIDAD desde la infancia, esta pasa a ser ya la base de la pirámide que sustenta una sociedad sana y armónica.
Les envío con el mayor de mis deseos, que esta Navidad sea plena de templanza, virtud que modera la atracción
hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados.
Feliz Navidad para todos y que Dios los bendiga.
Con amor fraternal a todos sin distingo
Guillermo Ángel Toro Cárcamo
Un servidor
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