Luego de girar siete veces por el trazado del Autódromo Internacional de Codegua en la nueva BMW S 1000 RR 2023, una tormenta de emociones y recuerdos acompañaron la adrenalina con que me bajé de una máquina aplastante.
Tengo 56 años y el viaje fue hacia los inicios, aunque mi recuerdo y conciencia no dan, fue mi madre Alicia la que me reveló que las motos me dejaban boquiabierto. Hablamos de un chico de un año y medio que lo sacaban a pasear a la Plaza Armas de Santiago. Era el año 1968 más o menos. Luego, siendo ya un mozalbete de 12 años, mi familia se había instalado en El Llano Subercaseaux. Allí tuve unos vecinos apellidados Jerez, quienes sacaron a la calle a una pequeña y muy amarilla Yamaha de 50 cc.
Me la prestaban. Era el niño más feliz del planeta y juré un pacto de amor con las motos, pero una pequeña paliza de mi abuela materna, la Zita, tras enterarse de mis primeros afanes moteros, pospusieron mis planes. ¿Y, cuándo? A los 21 fui papá y mi esposa se opuso rotundamente a mis ganas de subirme a una moto. Repetí paternidad a los 25 y antes de los 30 ya tenía a mis tres hijos.
Y nada de motos… Nada. Hasta que en 2003 retomé. A escondidas. Un scooter chino modesto, automático. Lo escondí ocho meses en las bodegas de mi trabajo, hasta que me pillaron. No hubo paliza, pero sí una pelea de aquellas. Pero ya no había marcha atrás. Pedí perdón y transparenté mi nueva condición: motociclista. Vinieron cursos, muchos, decenas… Motos más grandes y aquella esposa furiosa por mi falta, hace dos décadas que es mi fiel compañera de muchas y largas travesías moteras.
Entonces, con esa historia personal a cuestas, no fue menor subirme a este pedazo de súper deportividad y, como nunca, rozar los 200 km por hora, tomar curvas a lo piloto de carreras, etcétera, etcétera, y estar aquí, intacto, escribiéndoles de la experiencia. Gracias BMW Motorrad por regalarme un día inolvidable en mi historia de dos ruedas.
BMW S 1000 RR ya está en Chile. Son 210 los caballos y es exorbitante su tecnología, poder, diseño, vanguardia y seguridad… Ya se vendrá un test de más largo aliento, mientras pueden ir mirándola y, si la fortuna los acompaña, hacerse con una (y no la escondan, por favor).