Por Marco Soza de la Fuente
Ing. Mecánico Automotriz
Magíster en Pedagogía Aplicada a la Educación Superior/ Docente Area Mecánica
INACAP
Producto del periodo de lluvias intensas que han afectado no tan solo a las regiones del sur de Chile, sino también a regiones donde es menos frecuente la caída de agua en volúmenes muy altos, conlleva que los automóviles se expongan a permanecer mucho más tiempo en contacto con el agua con parte o partes de sus estructuras bajo el nivel del agua, que a veces no está limpia.
También se puede encontrar que, según la magnitud de los desastres acuosos o deslizamientos de laderas o arrastre de arenas, los vehículos queden atrapados en condiciones muy peligrosas.
Riesgos de conducir vehículos automotrices en agua
Si bien es cierto el automóvil nos protege del agua de lluvia no es menos cierto comprender la importancia de conocer los riesgos asociados al manejo de vehículos en condiciones de agua.
El riesgo es la exposición a una situación donde hay una posibilidad de sufrir un daño, una lesión o de estar en peligro.
En relación con lo anterior, los principales riesgos que se pueden presentar al conducir vehículos automotrices en ambientes lluviosos, caminos con agua o en lugares donde la naturaleza se desborda son:
- Hidroplaneo o Acquaplaning: Fenómeno físico que responde a la cuña hidráulica que se introduce entre el suelo y el neumático permitiendo separar ambas superficies, llevando a una pérdida de tracción y control de la dirección y frenos. Cuando esto sucede, en los días de lluvia intensa, el conductor pierde el control sobre su vehículo, y a gran velocidad las consecuencias pueden ser fatales.
- Visibilidad reducida: La lluvia reduce más la visibilidad cuanto más pequeñas sean las gotas, por lo que la llovizna será más peligrosa que la lluvia fuerte con gotas gruesas, además hay que considerar que se incrementa la falta de visibilidad por la distorsión de la luz de los focos traseros y del spray debido a las salpicaduras del vehículo que llevamos delante, y por último el deslumbramiento por luces de vehículos que transitan en contra.
- Frenos mojados: Es importante estar preparado para manejar en condiciones de lluvia, caminos anegados, niebla e incluso nieve y/o hielo. En estos casos los frenos se mojan y afectan sus propiedades. El agua en los frenos puede causar que se debiliten, funcionen de manera irregular, o se atasquen. Esto puede causar que el poder de frenado disminuya, que se bloqueen las ruedas y se produzcan movimientos bruscos de un lado a otro.
Los ítems 1, 2 y 3 se relacionan con el agua y la “normalidad del vehículo”, lo que no se equipara cuando, por efecto de la crecida de los cauces, el taponamiento de las rejas de evacuación de aguas lluvias o el desborde de los alcantarillados generan sobre los vehículos daños de mayor cuantía y hasta la pérdida total del automóvil. En esta línea de desarrollo les dejaré los casos más característicos que afectan al vehículo cuando está en presencia del agua.
- Inundación del motor: Se describe cuando el agua puede ingresar al motor y causar daños menores, leves y graves. De estos daños dependerá qué tan abrupta fue la succión de agua a través del ducto de admisión.
Si es leve, solo habrá perdidas de señales en sensores que permiten el funcionamiento del motor y se ubican entre el filtro de aire y el múltiple de admisión. Se soluciona secando los componentes y revisando su condición electrónica.
Si la entrada de agua llega hasta los cilindros, esto es llegar a ocupar la parte superior del pistón, pasamos a la condición de grave, pues se generan fuerzas axiales a la biela del motor que superan los rangos admisibles y se terminan doblando debido a la “cuña hidráulica”, además seguidamente se deforman los metales de biela y bancadas.
Si el motor se encuentra detenido y el agua ingresa por tubo de escape y con el habitáculo de filtro de aire, se entenderá que el motor esta completamente anegado y solo podrá hacerse funcionar después de haber realizado una restauración de aseo casi quirúrgico, utilizando solventes, detergentes y máquinas de aspiración industrial. En este caso, recuperar el motor puede no ser un gran costo -importante señalar que no se debe dar arranque hasta asegurar una limpieza completa-, que puede requerir sacar cárter y tapa de válvulas.
- Inundación del sistema de transmisión: hoy en día las cajas de cambios y los diferenciales cuentan con habitáculos que respiran en función de la acción de la válvula del canister, válvula que se abre cuando se da arranque al motor, luego, si el vehículo queda completamente sumergido, las transmisiones no debiesen ser afectadas por la inmersión.
Sin embargo, vehículos menos tecnologizados en cuanto a normativas de emisiones no incorporan circuitos de respiración centralizados y se compensan con respiradores o aireadores atmosféricos, los que si permitirán que el agua ingrese al interior de las carcazas de las transmisiones, contaminando el aceite, principalmente. Ante esto, solo es recomendable no hacer uso de la transmisión y drenar los fluidos, restituir el filtro y volver al nivel con aceite nuevo.
- Inundación en el interior del vehículo: en este caso, se encuentran comprometidos una gran cantidad de partes y piezas, como son:
Tapices y alfombras, las que se empapan y adsorben todos los componentes más finos que transporta el agua.
Conectores eléctricos, botoneras, sinópticos, audio y video, accesorios periféricos como GPS, Manos Libres, Sensores volumétricos, cámaras y pantallas digitales; motores eléctricos de ventanas, asientos, techo, etc.
De lo anterior, se desprende el mayor costo de recuperación de ítems, pues eliminar toda la humedad se torna dificultoso en espumas y/o relleno de tapices, esponjas o espumas que dan forma a los tableros, cubierta de puertas, porta equipajes interiores y otros.
En autos con tecnología eléctrica, se resguardan las conexiones y el blindaje de los habitáculos de computadoras y otras estructuras de electrónica avanzada con sellos que permiten tener resistencias a infiltraciones IP67 -IP68 IP69K, por lo tanto, las condiciones que puedan involucrar un riesgo de electrización o de electrocución, son mínimas.
Aun así, los demás componentes estarán expuestos a deterioro, degradación, disolución y corrosión.
Por último, si el vehículo se golpea en su carcaza o carrocería, llegando a deformar partes y piezas, la pérdida total es el destino comercial.
Ante la acción de conducir, de circular y/o cruzar cauces de aguas., opte por la prudencia y sea un conductor diligente.
Si tiene seguros comprometidos, contáctese con la aseguradora y clarifique si su póliza da cobertura incluye situaciones que se relacionan con tener a su vehículo literalmente con el agua hasta el cuello.
PREVENIR PARA NO LAMENTAR.